Alumnos de La Tinaja toman clases al aire libre

Hay maestros con una gran vocación que no desisten en su labor.

Alumnos de La Tinaja toman clases al aire libre

Las clases virtuales parecen una utopía en localidades rurales del estado donde no todos tienen acceso a los servicios básicos y, mucho menos, a una computadora o internet.

La pandemia de Covid-19 ha dejado en evidencia las carencias de los estudiantes en México, y Durango no es la excepción, ya que inclusive en lugares cercanos a la capital, las desigualdades son abismales.

Pese a todo, hay maestros con una gran vocación que no desisten en su labor de educar a las nuevas generaciones. Es el caso de los docentes de la Telesecundaria No. 21 del poblado José Ma. Morelos y Pavón, mejor conocido como La Tinaja, Durango, quienes han superado los obstáculos para que sus alumnos no dejen de aprender.

En entrevista para El Siglo de Durango, la directora de dicha institución, Claudia Inés Medina, destacó que aunque este poblado está muy cerca a la ciudad, aún es considerado zona rural, por lo que sus habitantes se mantienen en una condición de marginación respecto al acceso a las tecnologías, específicamente al internet, «simplemente tenemos alumnos que no tienen servicios como luz, agua y drenaje», lamentó.

En esta escuela están inscritos alumnos de distintas colonias y poblados, algunos de los cuales, en condiciones normales, tienen que caminar hasta 40 minutos para llegar a la escuela, ejemplificó.

Durante la emergencia sanitaria actual, que impide que se lleven a cabo las clases en la escuela, los maestros se las han ingeniado para no dejarlos sin poder acceder a su derecho a la educación por lo que trabajan de forma casi personalizada.

En el caso de los que tienen una computadora e internet, se utilizan plataformas como Classroom, ven videos y les mandan sus trabajos de manera virtual.

Pero hay alumnos que no tienen dispositivos disponibles ya que cuando el padre o madre salen a trabajar se quedan incomunicados; o comparten un celular con sus hermanos que también tienen que estar pendientes de sus clases.

Para estos alumnos, que son los de más escasos recursos económicos, se imprimieron unos cuadernillos con un costo aproximado de 50 pesos, pero como hay alumnos que tampoco eso pueden pagar, hay «almas caritativas que los pagaron», destacó la entrevistada.

«Pero esto no es suficiente, nos hemos dado cuenta que el maestro es indispensable para la educación de los alumnos. No podemos prescindir de ellos (…) Quedan dudas, sobre todo en materias como matemáticas», manifestó.

Por eso algunos profesores han decidido tomar propio pizarrón, sillas, bancos o unas bancas viejas que tenían en su casa (porque de la escuela no se ha podido sacar nada), y van al rescate de sus alumnos.

La dirección autorizó esta dinámica a los maestros con la condición de que sean seis alumnos por clase y se guarde la sana distancia, además de que se busquen lugares al exterior para las clases en las que se aclaran las dudas que les impedían avanzar.

Los maestros acuden a colonias y comunidades como Manuel Rosas, Carlos Herrera y La Tinaja, donde se les puede ver en la vía pública impartiendo sus materias.

Cada día dan varias veces la misma clase, pero en distintas comunidades, lo que ha incrementado considerablemente su trabajo.

Y es que, antes se consideraba que laboraban de las 7:30 de la mañana a 7:30 de la tarde, pero ahora sienten que deben estar disponibles las 24 horas al día, los siete días de la semana, porque hay alumnos que los contactan por la noche, cuando llegan sus papás de trabajar y les prestan el celular.

Pese a los contratiempos, su vocación los motiva cada día a poder continuar.

Fuente: El Siglo de Durango